San Diego, 05 de diciembre de 2025.- La Universidad Arturo Michelena fue escenario de un encuentro académico que dejó huella en la comunidad uamista este jueves. En el auditorio principal se llevó a cabo la ponencia titulada “Como terapeuta, sentí ansiedad de rendimiento ¿está eso mal?”, dirigida por la psicóloga Andrea Rivero, especialista en Terapias de Tercera Generación. La actividad reunió a estudiantes, profesores y autoridades de la Escuela de Psicología, quienes se mostraron interesados en un tema que pocas veces se aborda en espacios académicos: la ansiedad que experimentan los propios profesionales de la salud mental.

La presencia de la Decana Leonor Acosta y del rector Dr. Giovanni Nani Lozada otorgó respaldo institucional a la jornada, subrayando su relevancia para la formación integral de los futuros psicólogos. El evento se convirtió en un espacio de reflexión colectiva donde se reconoció que incluso los más preparados pueden atravesar momentos de inseguridad. La ponencia se desarrolló en un ambiente de aprendizaje y análisis crítico, en el que Rivero explicó cómo la ansiedad de rendimiento puede aparecer incluso en terapeutas con experiencia clínica. Subrayó que estas emociones no deben interpretarse como una falla personal, sino como una oportunidad para crecer y fortalecer la práctica profesional. Reconocer la vulnerabilidad, señaló, es un paso esencial para construir una relación más auténtica con los pacientes y para sostener una práctica clínica más consciente.
La Decana de la Facultad, acompañada por el cuerpo docente, resaltó el valor académico de la actividad y la necesidad de abrir espacios donde se aborden las emociones de los profesionales de la salud mental. Este reconocimiento institucional dio mayor peso a la idea de que la formación integral de un terapeuta incluye tanto el conocimiento técnico como la gestión emocional.

Durante la charla, Rivero presentó un mosaico reflexivo que invitó a los asistentes a cuestionarse sobre su rol en la consulta. Preguntas como “¿Desde qué lugar quiero estar en la sesión?” y “¿Qué tipo de terapeuta quiero ser incluso cuando hay alas difíciles?” sirvieron como detonantes para un análisis introspectivo. Estas interrogantes apelaron tanto a la dimensión profesional como a la humana, recordando que el terapeuta es una persona que enfrenta retos emocionales.
Rivero también abordó las dificultades más comunes en la formación clínica, entre ellas el miedo al error, la autoexigencia excesiva y la presión por cumplir con las expectativas de pacientes y supervisores. A través de ejemplos prácticos, ilustró cómo estas emociones pueden convertirse en una carga si no se gestionan adecuadamente. Sin embargo, destacó la utilidad de enfoques como el mindfulness y la aceptación, herramientas que permiten al terapeuta observar sus pensamientos sin juzgarlos y mantener una actitud más consciente frente a los desafíos.

El encuentro culminó con un espacio de intercambio entre los estudiantes y la ponente, donde se compartieron experiencias personales y se plantearon inquietudes sobre el futuro profesional. Este diálogo enriqueció la actividad, pues permitió que los asistentes se sintieran parte activa del proceso de aprendizaje y reconocieran que la formación académica también implica un trabajo interior. Para cerrar la jornada, el rector de la universidad, Dr. Giovanni Nani Lozada, expresó su agradecimiento a la psicóloga Andrea Rivero y a la Escuela de Psicología por promover iniciativas que fortalecen la formación integral. En sus palabras, destacó que este tipo de actividades no solo aportan conocimientos técnicos, sino que también fomentan el crecimiento personal y profesional de los futuros psicólogos. Con ello, reafirmó el compromiso institucional de seguir impulsando espacios que integren la teoría, la práctica y la reflexión emocional como pilares de la educación universitaria.
